Aquí hay madera (Relato corto)
Con la parsimonia que concede la perspectiva del tiempo, he decidido relatar los hechos que acontecieron tras la muerte de mi padre, considerando útil exponer la relación de sucesos que dieron sinsentido a una historia nada común. Como digo, acababa de fallecer mi padre, tenía 75 años, dejando en el camino viuda abnegada, desconsolada y algo resentida, tres hijos ya mayores y desapegados y una larga lista de tareas domésticas pendientes que, en sus últimos tiempos se habían convertido en el achaque y el azote perfecto de mi madre para, no sólo alejarlo de la pantalla del ordenador, sino también de disuadirlo de otros vicios insanos que cultivaba desde edades bien tempranas. Estar siempre detrás de él convirtió a mi madre en una mujer dependiente y sufrida y a mi padre en un hombre desocupado y relajado al que ella había entregado toda su vida. Llevaban casados casi 49 años, así que les faltó muy poquito para llegar a las anheladas bodas de oro con las que se ilusionaba...