Currículum Vitae
Nací un 04 de Mayo de 1978, en un hospital que llevaba el nombre de un Dictador. Ahora ya no lo tiene.
No creo en Dios. No entiendo el fervor religioso de muchos de los que me rodean, ni lo entiendo ni lo respeto a veces. Aunque he de confesar, nunca mejor dicho, que poco antes de nacer mi hijo entre a la iglesia a rezar, imagino que por pura superstición.
Desde que concebí pensamiento político éste siempre viró hacia la izquierda, aunque reconozco que ya no tanto. En mi primera juventud un poster del Che decoraba mi habitación y la letra de la canción "Gimme tha power"del grupo mejicano Molotov, también. Aún hoy me sigue gustando, pero ahora las paredes de mi habitación las visten una insulsa decoración nórdica que ni me hace sentir ni padecer, a lo sumo armonizar con el resto de la casa y de momento me sirve. Por cierto, a estas alturas mi pensamiento político también lo calificaría de insulso, casi inexistente, aunque desde hace años esté afiliado al Pacma. Mi activismo animalista se circunscribe a lo que alcanza mi vista y mis oídos. Pienso que quien no ama a los animales no son tan buenas personas como los que si los aman. Con mis animales de compañía, es puro amor lo que él siente por ellos. Y a estas historias de amor también las siguen momentos trágicos. Mi perra Mica me eligió a mi para dar su último paseo, murió tras subir a casa. Pisé un gorrión que lloró una papila, ahora recuerdo el voleteo dramatico del pajarillo antes de morir y todavia me angustia. Mi periquito que pasaba las horas y los días en mi hombro huyó por la terraza al asustarse con la corriente de una puerta que abrí descuidado y en mi gata sequé mis lágrimas mientras acariciaba su frío y ya exánime cuerpo. De lo que me espera con Inda, mi perro, ya habrá momento para escribir sobre ello.
No creo en Dios. No entiendo el fervor religioso de muchos de los que me rodean, ni lo entiendo ni lo respeto a veces. Aunque he de confesar, nunca mejor dicho, que poco antes de nacer mi hijo entre a la iglesia a rezar, imagino que por pura superstición.
Desde que concebí pensamiento político éste siempre viró hacia la izquierda, aunque reconozco que ya no tanto. En mi primera juventud un poster del Che decoraba mi habitación y la letra de la canción "Gimme tha power"del grupo mejicano Molotov, también. Aún hoy me sigue gustando, pero ahora las paredes de mi habitación las visten una insulsa decoración nórdica que ni me hace sentir ni padecer, a lo sumo armonizar con el resto de la casa y de momento me sirve. Por cierto, a estas alturas mi pensamiento político también lo calificaría de insulso, casi inexistente, aunque desde hace años esté afiliado al Pacma. Mi activismo animalista se circunscribe a lo que alcanza mi vista y mis oídos. Pienso que quien no ama a los animales no son tan buenas personas como los que si los aman. Con mis animales de compañía, es puro amor lo que él siente por ellos. Y a estas historias de amor también las siguen momentos trágicos. Mi perra Mica me eligió a mi para dar su último paseo, murió tras subir a casa. Pisé un gorrión que lloró una papila, ahora recuerdo el voleteo dramatico del pajarillo antes de morir y todavia me angustia. Mi periquito que pasaba las horas y los días en mi hombro huyó por la terraza al asustarse con la corriente de una puerta que abrí descuidado y en mi gata sequé mis lágrimas mientras acariciaba su frío y ya exánime cuerpo. De lo que me espera con Inda, mi perro, ya habrá momento para escribir sobre ello.
Con el ser humano tomo mis precauciones, me mantengo a cierta distancia, por si pican, arañan o muerden. Con esta especie puede que me haya vuelto condescendiente, en realidad siempre lo fuí, creo que se trata de una cuestión de pereza hacia todo. También me reconozco tratando los asuntos desde un punto de vista ecléctico, ni pa ti ni pa mi, ni fu ni fa. Mi padre siempre decía que no nos podemos andar por los extremos, y lleva razón. Odio discutir, ¡lo odio al extremo! Aunque si considero que llevo la razon soy capaz de cualquier cosa. A veces me ciego y lanzo apropiados que no me hacen ningún bien. Dichas soeces me aturden y desorientan y acabo siempre arrepentido aunque rara vez pido perdón, me cuesta y lo hago a desgana, lo cual tampoco esta bien, soy consciente. Siempre pienso que las cosas se solucionan por si solas, la mitad de las veces funciona. Por lo general no me gusta hablar, me cansa. Soy más de escuchar aunque cada vez menos, también me cansa.
Me gusta estar sólo, lo reconozco. Mi concepción de lo social ha sufrido cambios drásticos, esto no significa que me haya convertido en un misántropo pero... al tiempo. Soy féliz con muy pocas personas a mi alrededor, descontando a mi familia, dos, tres, a lo sumo cuatro personas son suficientes para formar mi propia sociedad. Materialmente también necesito muy poco, me considero una persona austera, sencilla. Soy bastante ahorrador y me encanta controlar en que gasto mi dinero. Podría ponerme la misma ropa todos los días sin embargo no podría comer lo mismo todos los días. Hablando de ropa, aún no he resuelto el misterio de los agujeritos que aparecen en mis camisetas a la altura del ombligo, algo que me desespera.
Me considero educado, con un aceptable nivel cultural aunque me encantaría serlo más y me esfuerzo por ello. Detesto la ordinariez, las personas vulgares me provocan rechazo e incluso pavor. La bajeza moral que algunos son capaces de mostrar me da asco. Esto a veces me hace sentir soberbio y no lo fuí nunca. Me considero una persona muy humilde, por lo que no se si esto es contradictorio, quizás la ambigüedad en la que siempre me muevo tenga la culpa.
Me encanta buscar una excusa para todo, donde justificar todo a lo que no llego y a donde no llego bien. Las excusas me han hecho un vago para muchas cosas y siempre me lo he reprochado. En una tutoría del cole la maestra le dijo a mi madre que era un niño muy flojo, que a poco que estudiase me iría mucho mejor. No lo hice. No me gusta hacer caso a los demás, no me gusta que me digan lo que tengo que hacer, me gusta hacer creer que hago lo que me dicen.
De pequeño era rellenito, cuando cumplí los 12 adelgacé y me salió mucho vello y una mañana en la que yo aún dormía noté como mi madre me bajaba el pantalón del pijama a media nalga y le enseñaba a mi padre como había cambiado mi cuerpo. Algo dijo mi padre que ahora no recuerdo. Yo no dormía me hacía el dormido. Aquello no me molestó, si me sorprendió esa cariñosa violación de mi intimidad. Por aquel entonces lucía bajo mi nariz un pubescente y joven bigotito que mi madre no me dejaba afeitar, sentía vergüenza cada día. Eso me hace decirle a veces que nunca se lo perdonaré y escucharlo la entristece, a veces me gusta ponerme dramático, aunque yo se lo digo de manera pasiva. Creo que a mi madre se lo perdonaría todo, y digo creo porque hay días que no me fío ni de mi mismo.
Me siento muy a gusto instalado en la nostalgia, en ese sentido me puedo considerar algo masoquista, me encanta mirar al pasado, recordar otros tiempos adormece mi espíritu en un dulce vaivén de sensaciones, olores, palabras, imágenes. Estas regresiones suceden con frecuencia y merman mi estado de ánimo pero ni las evito ni estoy dispuesto a hacerlo. Mis primeros recuerdos son de cuando tenía 4 años, antes nada. Y respecto al pasado, me licencié en Historia pero no fue por eso, sacaba las mejores notas en el Instituto y eso me impulso a ver futuro donde no lo he tenido, fracaso por mi condición anodina.
Viví en el extranjero 7 meses, aun hoy sigue siendo la mejor experiencia de mi vida. Consecuencia directa: Gran desarraigo de mi entorno. Detesto los localismos, me parece un inequívoco signo de torpeza. Podría vivir en cualquier lugar del mundo civilizado, no tiene porqué ser bajo sistemas democráticos, seguramente viviría desapercibido, sin hacerme notar. Live and let live. Otra condicion que me caracteriza es que siempre dejo hacer, que cada uno haga lo que le venga en gana, no me meto en la vida de nadie, respeto mucho a las personas y empatizo bastante aunque esto a veces me perjudique. De tanto respetar el criterio de cada uno me he vuelto un poco cobarde, soy incapaz de mostrar mi descontento delante de la persona que me provoca conflicto o inconveniente, me inhabilita el miedo a discutir y sus consecuencias, por lo que no solo me hace sentir cobarde, también torpe.
Me considero educado, con un aceptable nivel cultural aunque me encantaría serlo más y me esfuerzo por ello. Detesto la ordinariez, las personas vulgares me provocan rechazo e incluso pavor. La bajeza moral que algunos son capaces de mostrar me da asco. Esto a veces me hace sentir soberbio y no lo fuí nunca. Me considero una persona muy humilde, por lo que no se si esto es contradictorio, quizás la ambigüedad en la que siempre me muevo tenga la culpa.
Me encanta buscar una excusa para todo, donde justificar todo a lo que no llego y a donde no llego bien. Las excusas me han hecho un vago para muchas cosas y siempre me lo he reprochado. En una tutoría del cole la maestra le dijo a mi madre que era un niño muy flojo, que a poco que estudiase me iría mucho mejor. No lo hice. No me gusta hacer caso a los demás, no me gusta que me digan lo que tengo que hacer, me gusta hacer creer que hago lo que me dicen.
De pequeño era rellenito, cuando cumplí los 12 adelgacé y me salió mucho vello y una mañana en la que yo aún dormía noté como mi madre me bajaba el pantalón del pijama a media nalga y le enseñaba a mi padre como había cambiado mi cuerpo. Algo dijo mi padre que ahora no recuerdo. Yo no dormía me hacía el dormido. Aquello no me molestó, si me sorprendió esa cariñosa violación de mi intimidad. Por aquel entonces lucía bajo mi nariz un pubescente y joven bigotito que mi madre no me dejaba afeitar, sentía vergüenza cada día. Eso me hace decirle a veces que nunca se lo perdonaré y escucharlo la entristece, a veces me gusta ponerme dramático, aunque yo se lo digo de manera pasiva. Creo que a mi madre se lo perdonaría todo, y digo creo porque hay días que no me fío ni de mi mismo.
Me siento muy a gusto instalado en la nostalgia, en ese sentido me puedo considerar algo masoquista, me encanta mirar al pasado, recordar otros tiempos adormece mi espíritu en un dulce vaivén de sensaciones, olores, palabras, imágenes. Estas regresiones suceden con frecuencia y merman mi estado de ánimo pero ni las evito ni estoy dispuesto a hacerlo. Mis primeros recuerdos son de cuando tenía 4 años, antes nada. Y respecto al pasado, me licencié en Historia pero no fue por eso, sacaba las mejores notas en el Instituto y eso me impulso a ver futuro donde no lo he tenido, fracaso por mi condición anodina.
Viví en el extranjero 7 meses, aun hoy sigue siendo la mejor experiencia de mi vida. Consecuencia directa: Gran desarraigo de mi entorno. Detesto los localismos, me parece un inequívoco signo de torpeza. Podría vivir en cualquier lugar del mundo civilizado, no tiene porqué ser bajo sistemas democráticos, seguramente viviría desapercibido, sin hacerme notar. Live and let live. Otra condicion que me caracteriza es que siempre dejo hacer, que cada uno haga lo que le venga en gana, no me meto en la vida de nadie, respeto mucho a las personas y empatizo bastante aunque esto a veces me perjudique. De tanto respetar el criterio de cada uno me he vuelto un poco cobarde, soy incapaz de mostrar mi descontento delante de la persona que me provoca conflicto o inconveniente, me inhabilita el miedo a discutir y sus consecuencias, por lo que no solo me hace sentir cobarde, también torpe.
Soy el mayor de tres hermanos, en realidad debí nacer en segundo lugar, de los tres yo soy quien mejor termino medio maneja para todo. Un día sorprendí a mi hermano cotilleando mi carpeta del Instituto, le pegué, aun me duele ese momento, estuvimos semanas sin hablarnos. No soy rencoroso, se me gana con muy poco.
Amo a mis hijos, amo a mi mujer, amo a mi perro. No siempre tuvo ese orden. Al salir a la calle con mis hijos siempre me agarran de la mano, sé que lo van a hacer y espero ansioso su contacto. Siento un empuje que me eleva al cielo, un viaje tántricó de apenas 3 segundos. Soy adicto a ellos. No estoy exagerando. Me inquieta mucho el síndrome del nido vacío, sé que lo paseré fatal, y si tengo regresiones al pasado ahora... imaginar las que tendré dentro de unos años me deprime mucho.
No se contar chistes. Me desconcierta cuando en mitad de una conversación mi interlocutor usa un chiste a modo de simil o ejemplo de lo que habla, mi risa siempre es forzada, lo encuentro fuera de lugar.
Soy del Real Madrid, en una época en mi vida fuí muy fanático, ahora ya no. Siento como la edad me aplaca en todo, no me molesta, me resigno.
Cuando escucho música siempre pienso en todas esas canciones maravillosas que aun no conozco y que me quedan por conocer y que luego me hacen sentir un ignorante. También me pasa con las películas. Ser virtuoso con algún instrumento musical es un anhelo frustrado. A donde me lleva la literatura no me ha llevado la música y ni de lejos el cine.
En cuestiones de amor y sexo no tengo ninguna queja, nunca me ha faltado ni una cosa ni la otra. Sin ser un pensamiento recurrente he imaginado como sería mi vida sin pareja. No es una idea que me seduzca, no creo que fuese mejor, tampoco peor. Esto va muy acorde con mi carácter conformista. He podido ser infiel a mi mujer, imagino que ella a mi también. No tengo claro si podría llegar a enamorarme de un hombre, es decir, que no niego esa posibilidad con rotundidad. La inteligencia me seduce sobremanera, independientemente del género y provoca en mi una atracción abstracta, pura cuestión metafísica. Cuando veo a una mujer embarazada me la imagino follando el día que se quedó preñada. Envidio a los hombres con melena, aquellos que pueden llegar a cogerse una cola y presumir de pelambrera, los envidio profundamente. Yo antes llevaba el pelo largo, ahora me medico diariamente para no perder lo que me queda. Tengo fobia a las uñas pintadas, sobre todo la de los pies. No llevo tatuajes, no sabría ni dónde, ni cuántos, ni qué, ni para qué, ni por qué.
Amo a mis hijos, amo a mi mujer, amo a mi perro. No siempre tuvo ese orden. Al salir a la calle con mis hijos siempre me agarran de la mano, sé que lo van a hacer y espero ansioso su contacto. Siento un empuje que me eleva al cielo, un viaje tántricó de apenas 3 segundos. Soy adicto a ellos. No estoy exagerando. Me inquieta mucho el síndrome del nido vacío, sé que lo paseré fatal, y si tengo regresiones al pasado ahora... imaginar las que tendré dentro de unos años me deprime mucho.
No se contar chistes. Me desconcierta cuando en mitad de una conversación mi interlocutor usa un chiste a modo de simil o ejemplo de lo que habla, mi risa siempre es forzada, lo encuentro fuera de lugar.
Soy del Real Madrid, en una época en mi vida fuí muy fanático, ahora ya no. Siento como la edad me aplaca en todo, no me molesta, me resigno.
Cuando escucho música siempre pienso en todas esas canciones maravillosas que aun no conozco y que me quedan por conocer y que luego me hacen sentir un ignorante. También me pasa con las películas. Ser virtuoso con algún instrumento musical es un anhelo frustrado. A donde me lleva la literatura no me ha llevado la música y ni de lejos el cine.
En cuestiones de amor y sexo no tengo ninguna queja, nunca me ha faltado ni una cosa ni la otra. Sin ser un pensamiento recurrente he imaginado como sería mi vida sin pareja. No es una idea que me seduzca, no creo que fuese mejor, tampoco peor. Esto va muy acorde con mi carácter conformista. He podido ser infiel a mi mujer, imagino que ella a mi también. No tengo claro si podría llegar a enamorarme de un hombre, es decir, que no niego esa posibilidad con rotundidad. La inteligencia me seduce sobremanera, independientemente del género y provoca en mi una atracción abstracta, pura cuestión metafísica. Cuando veo a una mujer embarazada me la imagino follando el día que se quedó preñada. Envidio a los hombres con melena, aquellos que pueden llegar a cogerse una cola y presumir de pelambrera, los envidio profundamente. Yo antes llevaba el pelo largo, ahora me medico diariamente para no perder lo que me queda. Tengo fobia a las uñas pintadas, sobre todo la de los pies. No llevo tatuajes, no sabría ni dónde, ni cuántos, ni qué, ni para qué, ni por qué.
Nunca hago las cosas de primeras, me lo tienen que repetir varias veces. Espero a que alguien con más arrojo las haga por mí y la verdad es que me siento cómodo, procrastinar lo llaman.
A veces uso en mi vocabulario palabras como equidistante, ambivalismo, lacónico, discernimiento, oprobio, magnánimo, verosimilitud, abnegación, ignominia, abyecto, perorata, displicente, todo para parecer más culto... sin embargo no se decir NO, que tan sencillo parece.
Una vez conduje bastante ebrio muchos kilómetros y me encontré con un control de la guardia civil donde no me dieron el alto. Otra noche me salté un semáforo y me topé de bruces con la policía local que cuando se bajaban del coche para multarme aceleré y me di a la fuga, afortunadamente era con la moto y pude meterme por aceras y túneles por donde no pasaba el coche que me perseguía a toda carrera. Aun lo pienso y me tiemblan las piernas. Estas dos experiencias son las únicas en mi vida en las que desafié a la ley. Obviando ésto, soy un tipo bastante legal, honrado, muy fiel a los que me ofrecen su amistad, leal, honesto, buen amigo, buen compañero, me veo incapaz de hacer daño a nadie, le daría muchas vueltas en mi conciencia luego. Soy de aquellos que te levantan la mano de lejos para saludarte y no miran para otro lado. Por lo general mi carácter es simpático y apacible, romántico, soñador y tengo una concepción de la vida adornada de una cierta ingenuidad que a veces me traiciona, porque siempre pienso que la gente me dice las cosas de verdad, sin trasfondos, que en lo que me cuentan no hay engaños ni subterfugios y muchas veces no es así, aunque no cambio mi manera de pensar por ello. Me alegra la jornada encontrar a alguien que me trata con verdadera simpatía, casi con abnegación y si encima lo hace con una sonrisa puedo guardar esa imagen durante días, me da motivos para creer en un mundo mejor.
Pienso vivir hasta los 80 años por lo menos. Me gustaría poder jubilarme a los 60, antes no lo creo. Aunque he de decir que me siento muy a gusto en mi trabajo y no tengo prisa en acabar nuestra relación contractual. Estoy convencido de que mis jefes, y son varios, me aprecian y me valoran, confian en mi por lo que no puedo negar que soy un buen trabajador. No soy para nada vanidoso pero reconozco que a veces trato de manera altiva a ciertas personas, rozando la altanería, Ojo!, sin maldad.
Menosprecio a los hombres que dan la mano blanda, no me pasa lo mismo con las mujeres, al contrario, la que me da un buen apretón me intimida. Un día vi como un hombre le pegaba a una mujer, no hice nada. Recuerdo el día que le dí un primer tortazo a mi hijo, era pequeñito, no se lo esperaba, su reacción fue de pánico y tembló. Nunca más volví a usar la corrección mediante el castigo físico, no sólo es humillante para ellos, también para mi.
No me gusta pensar en la muerte, Pienso que morirse es una gran putada. No quiero morirme antes que mi madre, quiero morir antes que mis hijos. Cuando me muera me da igual lo que hagan con mi cuerpo, mi legado estará aquí entre estas líneas, en este blog, en mis hechos, en los recuerdos de los demás y en mi cuenta corriente.Y hablando de morir, muero con la cerveza, aunque he limitado su ingesta en los últimos meses. Para mi abrir un botellín es como ir al psicólogo, me sana. Nunca he ido al psicólogo.
A veces uso en mi vocabulario palabras como equidistante, ambivalismo, lacónico, discernimiento, oprobio, magnánimo, verosimilitud, abnegación, ignominia, abyecto, perorata, displicente, todo para parecer más culto... sin embargo no se decir NO, que tan sencillo parece.
Una vez conduje bastante ebrio muchos kilómetros y me encontré con un control de la guardia civil donde no me dieron el alto. Otra noche me salté un semáforo y me topé de bruces con la policía local que cuando se bajaban del coche para multarme aceleré y me di a la fuga, afortunadamente era con la moto y pude meterme por aceras y túneles por donde no pasaba el coche que me perseguía a toda carrera. Aun lo pienso y me tiemblan las piernas. Estas dos experiencias son las únicas en mi vida en las que desafié a la ley. Obviando ésto, soy un tipo bastante legal, honrado, muy fiel a los que me ofrecen su amistad, leal, honesto, buen amigo, buen compañero, me veo incapaz de hacer daño a nadie, le daría muchas vueltas en mi conciencia luego. Soy de aquellos que te levantan la mano de lejos para saludarte y no miran para otro lado. Por lo general mi carácter es simpático y apacible, romántico, soñador y tengo una concepción de la vida adornada de una cierta ingenuidad que a veces me traiciona, porque siempre pienso que la gente me dice las cosas de verdad, sin trasfondos, que en lo que me cuentan no hay engaños ni subterfugios y muchas veces no es así, aunque no cambio mi manera de pensar por ello. Me alegra la jornada encontrar a alguien que me trata con verdadera simpatía, casi con abnegación y si encima lo hace con una sonrisa puedo guardar esa imagen durante días, me da motivos para creer en un mundo mejor.
Pienso vivir hasta los 80 años por lo menos. Me gustaría poder jubilarme a los 60, antes no lo creo. Aunque he de decir que me siento muy a gusto en mi trabajo y no tengo prisa en acabar nuestra relación contractual. Estoy convencido de que mis jefes, y son varios, me aprecian y me valoran, confian en mi por lo que no puedo negar que soy un buen trabajador. No soy para nada vanidoso pero reconozco que a veces trato de manera altiva a ciertas personas, rozando la altanería, Ojo!, sin maldad.
Menosprecio a los hombres que dan la mano blanda, no me pasa lo mismo con las mujeres, al contrario, la que me da un buen apretón me intimida. Un día vi como un hombre le pegaba a una mujer, no hice nada. Recuerdo el día que le dí un primer tortazo a mi hijo, era pequeñito, no se lo esperaba, su reacción fue de pánico y tembló. Nunca más volví a usar la corrección mediante el castigo físico, no sólo es humillante para ellos, también para mi.
No me gusta pensar en la muerte, Pienso que morirse es una gran putada. No quiero morirme antes que mi madre, quiero morir antes que mis hijos. Cuando me muera me da igual lo que hagan con mi cuerpo, mi legado estará aquí entre estas líneas, en este blog, en mis hechos, en los recuerdos de los demás y en mi cuenta corriente.Y hablando de morir, muero con la cerveza, aunque he limitado su ingesta en los últimos meses. Para mi abrir un botellín es como ir al psicólogo, me sana. Nunca he ido al psicólogo.
El ejercicio físico ha hecho que tenga el mismo peso que cuando tenía 18 años. También ha transformado mi fisonomía, jamás pensé que fuera posible, no me refiero a los beneficios de mis entrenamientos sino de que mi fuerza de voluntad durase tanto. Reconozco que me miro en el espejo y me gusto y si, me he hecho fotos durante el proceso de cambio.
Muchas veces orino sentado. No puedo miccionar en los urinarios públicos si encuentro vello púbico. Me como las uñas desde que tenía 8 ó 9 años. En mi terraza tengo un comedero para los gorriones y me preocupo que no les falte las semillas de alpiste. Mi primer coche fue un Ford Fiesta blanco, el de mi padre también. Normalmente me siento más comodo en las conversaciones de mujeres que en las de hombres. Doy los buenos días de camino al trabajo a quién me cruzo por la calle si todavía no ha salido el sol. He fumado porros en 3 ó 4 ocasiones, me gustó. Detesto cuando voy por la calle y alguíen va fumando delante de mí, me obliga a aguantar la respiración y a acelerar el paso hasta adelantarlo, con una mirada de soslayo los maldigo. Bebo muy ocasionalmente. Tomo 3 o 4 tazas de café al día. Me encanta dormir hasta tarde. Necesito dormir con un cojin entre las piernas, no soporto el contacto de mis muslos. El arte contemporáneo me parece una tomadura de pelo. En presencia de conversaciones con amigos normalmente permanezco ausente. Más de un minuto hablando al teléfono me pone nervioso. Mi palabra favorita en andaluz es nonina! De lo que no estoy seguro o no sé, directamente no hablo. Me pregunto en cuantas fotografias de gente que no tienen nada que ver conmigo habré salido retratado sin querer, estropeando el plano, me encantaría verlas. No me gusta que me regalen por Navidad, no me gusta que me regalen por mi cumpleaños, me parece una impostura. Me sorprende muy gratamente cualquier regalo hecho de manera espontánea en cualquier día del año, en cualquier momento, sin motivo aparente. Por muy nimio que parezca encierra mucho más valor para mi ese gesto inesperado de cariño. Cuando llaman al timbre de casa me inquieto, siempre pienso que es otra carta de Hacienda. De pequeño odiaba los potajes, ahora me encantan. Sufrí dos años por un amor platónico. La música de John Barry me conmueve. Me siento atraido por Freddy Mercury, además de por su música. La impronta de Sabrina Salerno fijó en mi subconsciente unos rasgos femeninos definitorios para mi en el sexo opuesto. Aprecio el uso de locuciones latinas en nuestro lenguaje como por ejemplo ipso facto, motu proprio, per se, sine die, quid pro quo, vox populi, alter ego... La nochevieja me causa ansiedad. Cuando me cruzo con un gato por la calle y éste no hace amago de irse tengo que acariciarlo. Nunca he tenido pensamientos suicidas pero si que me he imaginado la vida despues de mi, que noticias habría ese día que yo ya no conocería, como quedaría el Madrid el primer partido de mi postvida, que conmoción causaría en mis compañeros, cuanto sufriría mi familia, en que momento me echaría de menos mi perro... Las etapas de mi vida son la niñez, maravillosa, y la adolescencia, vibrante. Juventud tuve poca y la adultez está resultando bastante placentera. De la vejez prefiero no adelantar acontecimientos. Hace tiempo que tengo una idea genial para el guión de una película o el argumento de una novela. Si Saramago viviera me pediría que la escribiese. Puede que la escriba. A veces no se para que escribo. De momento ya no escribo más, lo escrito, escrito está.
Comentarios
Publicar un comentario